Muchas veces escuchamos el concepto renting en el ámbito comercial y nos imaginamos vehículos de alta gama o grandes flotas. Es cierto que se trata de una fórmula de contratación que sirve para ese tipo de propósitos. Pero no lo es menos que se trata de una modalidad perfectamente asequible y de lo más sencilla y cómoda también para autónomos y pequeñas empresas que no quieran asumir grandes gastos, pero sí beneficiarse de todo lo que puede ofrecer este contrato de alquiler a largo plazo.
Simplificar: la clave del éxito de un autónomo
Así es, un autónomo tiene ya bastantes cosas de las que preocuparse en su día a día como para añadirse a sí mismo aún más complicaciones. En este punto precisamente es donde la fórmula del renting para autónomos puede ser de gran utilidad. Si consideras que tu tiempo es oro, no tener que ocuparte de asuntos como buscar y contratar un seguro adecuado a tus necesidades, pasar las ITV y las reparaciones que le correspondan a tu vehículo, estar al día en cuanto a mantenimiento y reposiciones… te supondrá un auténtico alivio. Eso es exactamente lo que conseguirás si optas por el renting. Tendrás un vehículo operativo y siempre en perfectas condiciones para llevar a cabo tu actividad profesional sin imprevistos evitables.
Olvídate de tener que pedir un crédito
Las facilidades de crédito no son algo muy común en un entorno comercial como el de los autónomos. Las necesidades de financiación para hacer frente a las vicisitudes de nuestro negocio y mantenernos a flote son, a veces, una respuesta inevitable a los acontecimientos sobrevenidos. Si podemos evitar poner aún más presión a nuestras cuentas y reducir nuestro nivel de endeudamiento en vez de ampliarlo, esto puede ayudarnos a salir del paso en un momento determinado, saneando nuestro perfil crediticio y permitiéndonos solicitar un préstamo futuro para cosas realmente necesarias.
La modalidad de renting también puede ayudarnos en este sentido. Este sistema, por lo general, no requiere ningún tipo de financiación, ni supone endeudamiento previo alguno. Al no tener que hacer frente al pago de un vehículo en propiedad (que puede suponer una cantidad superior a nuestra liquidez), si no solamente al pago de la cuota correspondiente al primer periodo contratado, tendremos acceso a mayor cantidad de dinero y podremos invertir en cosas más productivas o necesidades más acuciantes si estas llegan.